Deporte y alimentación en la actualidad

El deporte, hoy en día, se puede definir como un sistema abierto en el que tienen cabida múltiples conceptos como son: dinamismo, pluralidad, polimorfismo, multiplicidad, integración, heterogeneidad y autorreferencia. Se podría decir que la sociedad modela al deporte y el mismo la modifica a ella. Así mismo, ya no solo se tiene en cuenta el deporte como competición, sino que se introducen valores como la búsqueda de una mejora de la salud o una práctica recreacional (1–5).

El papel del deporte se plasma en una sociedad avanzada que tiene momentos de tiempo libre para el disfrute. La ocupación de ese tiempo se hace con ejercicio de manera voluntaria, se elige como manera de descanso, de diversión, de formación o educación y que además, permite romper las barreras de clase, desarrollar la capacidad creadora y generar una recuperación en el individuo (1). Su papel en la socialización se muestra en cuanto a su importancia en la vida de muchas personas para poder relacionarse en ámbitos fuera del ambiente familiar o laboral, pero también incluso en política y en economía. Muchas veces, a lo largo de la historia, el deporte ha sido usado como instrumento fortalecedor de la clase dirigente. Así mismo, su práctica permite la inculcación de valores como el autocontrol, el aprendizaje de la derrota, el juego en equipo, la perseverancia, la búsqueda del perfeccionamiento, etc. Pero por desgracia, también algunos negativos como la violencia por el espíritu competitivo muchas veces exaltado por los medios. Aprender a usar el deporte como instrumento educacional positivo, aun forma parte de nuestros días (1,5). La salud también está íntimamente ligada a esta práctica, ahora bien, cada vez más se ponen de manifiesto casos en los que el deportista va más allá de esta búsqueda de la salud y cae en una obsesión de querer encontrar una imagen corporal ideal que a veces sobrepasa lo saludable (4).

Con lo expuesto hasta el momento se puede decir que, por lo tanto, el deporte se puede estudiar desde dos dimensiones claras como son la social, en la que se debe trabajar el ejercicio como una manera de integración y socialización y tratar de evitar la violencia. Y una segunda, la cultural y educativa, que se hace necesaria para la inculcación de valores positivos (1,4,5).

Los motivos por los que una persona actualmente realiza deporte se pueden clasificar principalmente en tres: valores meritocráticos, imagen-bienestar o lúdico-recreacionales. Esto permite delimitar cuatro perfiles deportivos claramente diferenciados: vinculante (las relaciones establecidas por los deportistas son de tipo homogéneas, entre personas socialmente muy parecidas entre sí), aglutinante (relaciones de tipo heterogéneas, entre personas distintas entre sí), instrumental (enfocado a la obtención de resultados medibles, marcas deportivas o sobre el cuerpo, la estética o la salud) y sustantivo (prima el valor en sí de la actividad deportiva y el disfrute de las relaciones creadas en el deporte frente al valor de la competición y la instrumentalización del resultado). En función de esta organización e instrumentalización de la práctica deportiva se pueden definir los tipos de deportistas en función de cruzar los perfiles anteriores, resultando: el deportista agonista, que se esfuerza y busca el mejor resultado, el deportista narcisista que se preocupa por su imagen y su salud, y el deportista hedonista que busca disfrutar del aspecto lúdico del ejercicio y de las relaciones presentes en el mundo del deporte (3).

Finalmente, en este contexto no puede dejarse de lado la alimentación, ya que esta se perfila como un ingrediente más a la hora de conseguir una excelencia deportiva, una imagen corporal perfecta o sentirse saludable y activo. Con lo que cualquier deportista ve en la alimentación un recurso más para mejorar su rendimiento y persigue que esta sea equilibrada, variada, saludable, adaptada al ejercicio que practica y a su modo de vida. La dieta Mediterránea se perfila entre este colectivo como una pauta adecuada y que se puede modificar y adecuar al individuo conformando no solo una manera de alimentación, sino todo un estilo de vida (4).

En resumen, la sociedad y la cultura ha ido cambiando a lo largo de los tiempos y el deporte también lo ha hecho de manera que uno ha ido modelando al otro y viceversa. Saber quedarse con las partes buenas de todo esto e ir descartando las malas dará lugar a una evolución de la práctica deportiva en continuo crecimiento muy buena.

Bibliografía

1. Cayuela Maldonado MJ. Los efectos sociales del deporte: ocio, integración, socialización, violencia y educación. Barcelona Cent d’Estudis Olímpics UAB [Internet]. 1997 [citado 3 Abr 2021];1-21. Disponible en: http://olympicstudies.uab.es/pdf/wp060_spa.pdf

2. Sánchez Martín R. Transformación Deportiva: Nuevos Hábitos Ciudadanos Y Posmodernidad Urbana. Deport y Democr [Internet]. 1982 [citado 3 Abr 2021];467-505. Disponible en: https://ra.biblioteca.uoc.edu/prestatgeries/articles/protegits/M4154/70808.pdf

3. Pérez Flores AM. Las formas del deporte contemporáneo: tipos de deportistas y modelos deportivos en España. Anduli [Internet]. 2015 [citado 3 Abr 2021];(14):79-88. Disponible en: https://revistascientificas.us.es/index.php/anduli/article/view/3550/3063

4. Abadía Naudi S. La práctica deportiva en las sociedades modernas [Internet]. 2017 [citado 3 Abr 2021]. Disponible en: https://materials.campus.uoc.edu/cdocent/PID_00246946/

5. Pérez Flores AM, Muñoz Sánchez VM. Deporte, cultura y sociedad: un estado actual de la cuestión. Rev Humanidades [Internet]. 2018 [citado 3 Abr 2021];34:11-38. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6462051.pdf