Bebidas energizantes, ¿tan dañinas como drogas?

En este artículo se expone un tema un poco controvertido aún a día de hoy que es el de las bebidas energéticas o estimulantes. ¿Qué son? ¿Están suficientemente regularizadas? ¿Sabe realmente el consumidor qué se está tomando?

Las bebidas energéticas se pueden definir como bebidas sin alcohol, generalmente gasificadas, compuestas básicamente por cafeína e hidratos de carbono, diversos azúcares de distinta velocidad de absorción y otros ingredientes como: aminoácidos, vitaminas, minerales, extractos vegetales, acompañados de aditivos acidulantes, conservantes, saborizantes y colorantes. Nacieron como un alimento funcional, ya que fueron diseñadas para proporcionar un beneficio específico, el de brindar al consumidor una bebida que le ofreciese vitalidad cuando, por propia decisión o necesidad, debiera actuar ante esfuerzos extras, físicos o mentales (1). Se estima que hay más de 300 variedades en el mundo, de las cuales un 30% provienen de Estados Unidos. En Alemania, Inglaterra, España y Austria son productos de venta libre mientras que en Francia, Dinamarca y Noruega solo se pueden adquirir en farmacias (2,3).

El consumo de estas bebidas estimulantes está aumentando enormemente, especialmente entre los jóvenes y son consideradas el tipo de bebidas más vendidas entre esta población. Aunque han estado presentes desde el siglo XIX, no iniciaron un proceso expansivo en el mercado hasta la última década del siglo XX, generando desde entonces una rápida difusión comercial de múltiples productos en todo el mundo, proceso que continúa en crecimiento con un volumen de ventas enorme (2). La industria de bebidas energizantes alcanzó ventas mundiales de hasta 26,9 mil millones de dólares ya en el 2008 (3). Según un estudio de 2013 de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, de sus siglas en inglés), un 30% de los adultos de entre 18 y 65 años, un 68% de los adolescentes de entre 10 y 18 años y un 18% de los niños de entre 3 y 10 años consumen bebidas energéticas al menos una vez al año. Además, un 11% de los consumidores adultos y un 12% de los adolescentes habrían consumido más de un litro de este tipo de bebidas en un solo día (4–6).

El debate sobre sus beneficios y sus potenciales efectos adversos está abierto y diversos estudios lo ponen de manifiesto (2,3,7). Entre los responsables de estos efectos se encuentran sus principales componentes que son: las metilxantinas, el aminoácido taurina y L-carnitina, y el carbohidrato glucuronolactona. Otros, no menos importantes, son la glucosa, las vitaminas y los minerales que se le adicionan a algunas de ellas. Algunos de los beneficios y efectos adversos que algunos autores atribuyen a estas sustancias se describen en la siguiente tabla (3):

bebidas energizantes

Ciertas bebidas reemplazan la cafeína por guaraná y las promocionan como más seguras, por tratarse de un extracto vegetal; pero cada gramo de guaraná posee 36,8 mg de cafeína, 2,2 mg de teobromina y 1,1 mg de teofilina, por lo cual su potencial tóxico no disminuye (3). Se dice que un refresco de bebida energizante contiene la misma cafeína que tres o más tazas de café filtrado (8).

Parte de la sensación de bienestar producida por las bebidas estimulantes es causada por un efecto energético que se produce por la acción de sustancias psicoactivas (siendo la cafeína, un alcaloide, uno de los ingredientes en estas bebidas) que actúan sobre el sistema nervioso central, inhibiendo los neurotransmisores encargados de transmitir las sensaciones de cansancio, sueño, etc., y potenciando aquellos relacionados con las sensaciones de bienestar y concentración. La cafeína, por ejemplo, logra aumentar los niveles extracelulares de los neurotransmisores noradrenalina y dopamina en la corteza prefrontal del cerebro, lo que explica buena parte de sus efectos favorables sobre la concentración (9). Si bien estas bebidas incluyen en su composición glucosa y otros azúcares que proporcionan energía al cuerpo (excepto las versiones dietéticas), no eliminan realmente la fatiga muscular ni el agotamiento en general, solamente inhiben temporalmente estas sensaciones, por lo tanto es normal una sensación de decaimiento una vez que acaban sus efectos en el organismo.

La propaganda que estas bebidas hacen acerca de sus efectos beneficiosos, dirigida principalmente a jóvenes y deportistas, es abundante. Ésta destaca la promesa de incrementar la resistencia física del consumidor, proveer reacciones más veloces, mayor concentración, aumentar el estado de alerta mental y evitar el sueño (10). Así mismo, varios estudios sostienen que estas bebidas proporcionan aumento de la resistencia física, mantenimiento del estado de vigilia y del estado de ánimo. Otros encontraron: mejoras en la precisión de las tareas de procesamiento visual, disminución de la fatiga mental, aminoramiento del déficit en el desempeño cognitivo y de la fatiga subjetiva durante periodos prolongados de demanda cognitiva. No obstante, estas bebidas tienen numerosos detractores y hay muchos estudios que demuestran que puede haber potenciales efectos dañinos sobre la salud asociados a su consumo excesivo, a interacciones con fármacos, al poco conocimiento que se tiene respecto al metabolismo de algunos de sus componentes, a los efectos que pueden ocasionar de forma crónica, etc. De hecho, algunos países europeos (Dinamarca, Noruega, Islandia, Francia), como ya se comentó antes, prohíben o regulan su venta de forma estricta para prevenir consecuencias fatales y además restringir así el consumo por parte de las poblaciones de riesgo (por ejemplo, personas con problemas cardíacos) (4,10,11). Entre las posibles reacciones se encuentran: obesidad, convulsiones, palpitaciones, hipertensión, insomnio, dilatación de pupilas, dolor de cabeza, vómitos, nerviosismo, comportamientos maníacos o incluso la muerte (4,12).

Según algunos artículos las bebidas energizantes no tienen ningún beneficio probado en niños, adolescentes y adultos jóvenes. Además, los efectos farmacológicos de sus componentes conocidos y no conocidos sugieren que éstas podrían aumentar el riesgo de efectos adversos severos, relacionados con la toxicidad de sus ingredientes y también, con situaciones específicas asociadas; como ejemplo, la ingestión en combinación con el alcohol con aumento de los reportes de intoxicación con cafeína y al parecer problemas de dependencia (6,13,14). Se cree que algunas muertes ocurridas en EEUU podrían atribuirse a estas sustancias.

La asociación de bebidas energizantes con alcohol, por parte de la población joven fundamentalmente, es muy común en bares, fiestas y discotecas. Sin embargo, el consumo de éstas ligado a la práctica deportiva no ha sido tan elevado como el esperado en algunos estudios. El consumo de las energizantes junto al alcohol se atribuye al intento por parte de los consumidores de mejorar el sabor de la bebida alcohólica y a un aumento de su consumo cuando se toman simultáneamente. Este uso parece asociarse a comportamientos de riesgo y acciones imprudentes (6,13).

En cuanto a la publicidad, todas las marcas de bebidas energizantes venden sus productos como una maravilla que ayudará al consumidor a no quedarse dormido, a gritar, a saltar, a tocar el cielo, a correr más que nadie, a disfrutar cada segundo, a llegar al límite… Sin duda, Red Bull es el que se mantiene a la cabeza en este aspecto. Destaca por su slogan y simbología (“Red Bull te da alas”), marketing que lo relaciona con las emociones extremas, patrocinador de distintos eventos y deportistas, presencia en televisión, en redes sociales, anuncios de internet…

No hacen declaración inadecuada de propiedades saludables, aunque esto se pueda sobreentender de los mensajes publicitarios comentados. Por ejemplo, en el envase de Red Bull pone que es una bebida apreciada por deportistas de alto nivel, profesionales exigentes y por los que recorren largas distancias. Por lo que, a pesar de que no lo hacen directamente, sí que indirectamente dejan creer que poseen propiedades interesantes para la salud y vida del consumidor. Sin embargo, en el mismo cartonaje, se advierte de que son bebidas con un alto contenido en cafeína y que por ello no se recomienda su consumo en niños, embarazadas o mujeres en periodo de lactancia y personas sensibles a la cafeína. Así mismo, insisten en que no se deben mezclar con alcohol y que se deberían consumir responsablemente. En mi opinión, un mensaje bastante contradictorio.

Dado el consumo máximo de cafeína al día que se encuentra estipulado entre 300 y 500 mg y los numerosos argumentos en contra de un consumo excesivo, la educación y la prevención son fundamentales para preservar la salud humana (15). Si se analiza todo lo dispuesto hasta ahora y se compara con lo observado en el trabajo de campo que se expone en las tablas, en casi todas las bebidas estudiadas la cantidad de sustancias psicoestimulantes es muy alta. Todas poseen cafeína -excepto Guaraná Antarctica- y casi todas otros componentes como: guaraná, ginseng… En la mayoría, la dosis de cafeína es de unos 32mg/100mL, es decir que en latas de 500 mL sería de unos 160 mg; por lo que teniendo en cuenta solo esta sustancia, la dosis máxima recomendada se podría superar consumiendo tan solo dos latas de casi todos estos refrescos. Así mismo, la cantidad excesiva de otros componentes como azúcares, acidulantes, etc. También podrían ser perjudiciales para la salud.

Parece claro, por lo tanto, que el consumo de estas bebidas debería estar más regularizado y que la educación de toda la población, pero especialmente la de riesgo, debería ser prioritaria para la prevención de posibles reacciones adversas (niños, adolescentes, embarazadas o mujeres lactantes, personas sensibles a la cafeína o con problemas cardíacos…); por lo menos, hasta que se hagan más estudios que evidencien claramente los riesgos que éstas entrañan. Entre los consejos se podrían destacar: No mezclar estas bebidas con alcohol, no consumir por embarazadas y mujeres lactantes, niños, personas sensibles a la cafeína, con trastornos cardiovasculares o neurológicos y no utilizarlas para reponer los líquidos perdidos en la actividad física intensa: la cafeína tiene efectos diuréticos y aumenta el riesgo de deshidratación (8).

Se ha expuesto el panorama general de este tipo de bebidas. Se podría hablar largo y tendido de este tema, pero ante cualquier duda no duden en consultarnos. Espero que haya sido de interés.

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Bibliografía:

1. Melgarejo M. “El verdadero poder de las bebidas energéticas.” Rev Enfasis Aliment [Internet]. 2004 [citado 27 Sep 2022];1-6. Disponible en: http://www.oxygensportclub.com/articulo red bull.pdf

2. Climent Díaz B, Cancino Botello MC, Dragoi A. Bebidas energizantes. Rev Española Drog [Internet]. 2013 [citado 27 Sep 2022];38(4):377–90. Disponible en: https://www.aesed.com/upload/files/vol-38/n-4/v38n4_4.pdf

3. Sánchez JC, Romero CR, Arroyave CD, García AM, Giraldo FD, Sánchez LV. Bebidas energizantes: efectos benéficos y perjudiciales para la salud. Perspect en Nutr Humana [Internet]. 2015 [citado 27 Sep 2022];17(1):79–91. Disponible en: http://www.scielo.org.co/pdf/penh/v17n1/v17n1a7.pdf

4. Mediavilla D. Un estudio advierte de los riesgos del uso excesivo de bebidas energéticas. El País [Internet]. 2014 [citado 27 Sep 2022]. Disponible en: http://elpais.com/elpais/2014/10/14/ciencia/1413308945_039014.html

5. European Food Safety Authority. “Energy” drinks report [Internet]. 2013 [citado 5 Ago 2019]. Disponible en: http://www.efsa.europa.eu/en/press/news/130306

6. Sánchez JC, Romero CR, Arroyave CD. Bebidas energizantes: efectos benéficos y perjudiciales para la salud. Perspect en Nutr Humana [Internet]. 2015 [citado 27 Sep 2022];17(1):79–91. Disponible en: https://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/nutricion/article/view/25437/21068

7. Beltrán Contreras K, Cardona Villada W. Efectos médicos del consumo de bebidas energéticas. Revisión de la literatura. Int J Med Surg Sci [Internet]. 2017 [citado 27 Sep 2022];4(2):1167–73. Disponible en: http://ijmss.uautonoma.cl/wp-content/uploads/2017/11/Int.-J.-Med.-Surg.-Sci.42-1167.pdf

8. Arboix M. Eroski consumer [Internet]. Los peligros de las bebidas energéticas para la salud. 2015 [citado 27 Sep 2022]. Disponible en: http://www.consumer.es/web/es/salud/prevencion/2014/10/24/220804.php

9. Bebida energizante [Internet]. Wikipedia. [citado 27 Sep 2022]. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Bebida_energizante

10. Castellanos RA, Rossana MR, Frazer GG. Efectos fisiológicos de las bebidas energizantes. Rev Fac Cienc Méd [Internet]. 2006 [citado 27 Sep 2022];43–9. Disponible en: http://65.182.2.242/RFCM/pdf/2006/pdf/RFCMVol3-1-2006-8.pdf

11. Energizantes B, Estimulantes HO, Sánchez-Torres MY, Medina-Lemus A. Bebidas energizantes: ¿hidratantes o estimulantes? Rev Fac Med [Internet]. 2011 [citado 27 Sep 2022];59(3):255–66. Disponible en: http://www.scielo.org.co/pdf/rfmun/v59n3/v59n3a08

12. Clauson KA, Shields KM, Mcqueen CE, Persad N. Safety issues associated with commercially available energy drinks. Pharm Today [Internet]. 2008 [citado 27 Sep 2022];14(5):52–64. Disponible en: http://apha.imirus.com/pdf/2008/May_CE_exam.pdf

13. Ballistreri MC, Mendonça Corradi-Webster C. El uso de bebidas energizantes en estudiantes de educación física. Rev Lat Am Enfermagen [Internet]. 2008 [citado 27 Sep 2022];1-12. Disponible en: http://www.scielo.br/scielo.php?pid=S0104-11692008000700009&script=sci_arttext&tlng=es

14. O’Brien MC, McCoy TP, Rhodes SD, Wagoner A, Wolfson M. Caffeinated cocktails: energy drink consumption, high-risk drinking, and alcohol-related consequences among college students. Acad Emerg Med [Internet]. 2008 May [citado 27 Sep 2022];15(5):453–60. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18439201

15. Gil I. El Confidencial [Internet]. Todo lo que deberías saber sobre la cafeína. 2012 [citado 27 Sep 2022]. Disponible en: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012-11-26/todo-lo-que-deberias-saber-sobre-la-cafeina_502643/